Mis primeras galletas y cómo llegué a pensar que las pobrecitas estaban malditas

 Esta ha sido mi primera experiencia galletil y estoy contenta con el resultado. Nada que ver con las maravillosas galletas que hacen en Muy dulce Vinuesa, por poner un ejemplo, pero para un primer pinito más o menos valen.

Mi dominio de la manga pastelera aún no es muy preciso así que voy dando zancadas intentando conseguir el efecto deseado. A veces lo logro y a veces se queda en un "bueno vale, tampoco está tan mal" Pero sigo en la brecha... No desistiré.

La receta para la masa de las galletas la saqué del blog de Bea, aunque usé sólo la mitad de las cantidades para ver si esta primera prueba salía bien.

Ingredientes:

125 gr. mantequilla a temperatura ambiente
125 gr. azúcar glass tamizado
1 huevo mediano
325 gr. harina tamizada
1 cucharada y media de leche
1/2 cucharadita de vainilla bourbon en pasta

Preparación con amasadora o con varillas:

Batir la mantequilla a velocidad alta. Cuando esté cremosa incorporar el azúcar a cucharadas. Añadir la vainilla y el huevo previamente batido. Incorporar la harina poco a poco y, cuando la mezcla se desmigue, añadir la leche y emulsionar. Estirar la masa sobre un papel de hornear y dejar en el frigorífico como mínimo tres horas (yo la dejé más de medio día) Marcar las formas y hornear alrededor de 15 minutos (vigilad porque una vez fuera del horno aún se siguen tostando un poco) Retirar del horno y dejar enfriar en una rejilla.

La masa que sobra de los cortes la podéis volver a estirar y hacer más galletas enfriándola de nuevo en el frigorífico. En mi caso, la que me sobró de las dos tandas de horneado, la congelé para otra ocasión.

Para la glasa opté por la vía fácil y usé royal icing de Squires Kitchen. La glasa del delineado de las galletas la hice más consistente sin añadir apenas agua y la del relleno mucho más suave.

Y ahí va la anécdota: Tuve que repetir la glasa hasta tres veces. La primera porque al peque le subió mucho la fiebre y tuvimos que llevarle al médico de urgencias. La segunda es una historia más rocambolesca y tiene que ver con los defectos de una instalación de aire acondicionado que nos lleva por el camino de la amargura desde siempre... Sólo os diré que a las 3 de la mañana aún estábamos sin luz esperando al electricista para que desconectara la corriente de los aparatos porque teníamos miedo de encontrarnos con un cortocircuito... A veces, desearía poder pedir daños y perjuicios a según qué profesionales que corren por el mundo (cualquiera diría que la dichosa instalación nos costó dos duros, madre mía)

Pd. A la tercera va la vencida dicen y... Estas galletas se decoraron a la de tres!