Mi primer Rainbow Cake = Un ataque de felicidad completa

Siempre me he quedado prendada de las fotos que he visto de este cake tan original y colorido pero nunca me he atrevido a ponerme manos a la obra. Puro miedo...

Pero el blog de Bea (una biblia en lo que a postres de calidad se refiere) me ha quitado por un día mis complejos y he cometido el crimen: Un Rainbow Cake para el Santo de mi madre.
Después de ver las fantásticas fotos de Nuria en Las recetitas de Mirasens,  he decidido intentar trabajar un poquito en la foto. Como ya sabréis mi Nikon DSLR está en manos de un ladrón o de quién sabe quién, así que, a falta de respuesta del seguro, sigo fotografiando como una loca con mi Iphone. Después, intento pasarlas un poquito por el Photoshop para que las carencias de la imagen sean un poquito menos. Pero claro, tampoco soy ninguna experta en la materia, así que, como hubiera dicho mi padre (al que los refranes le encantaban de una manera que aún no he conseguido asimilar, ja ja ja) a falta de pan buenas son tortas.

Me callo ya, que me embalo y no hay manera de encontrar el freno.

La receta es la del Rincón de Bea, sólo que para la cobertura y el relleno, he usado nata para montar con 35,1 % de materia grasa porque no ha sido posible encontrar la double cream en ningún lugar cerca de casa y me ha dado bastante pereza ir a Barcelona a por ella (vivo en las afueras)

Y en cuanto al aroma he usado dos cucharaditas de vainilla bourbon en pasta (me chifla)

Ingredientes:

270 gr. harina
30 gr. harina de maíz (Maizena)
1 cucharada levadura Royal
1/2 cucharadita sal
300 ml. buttermilk (lo compré en Lidl)
135 gr. claras (aprox. 4 claras)
225 gr. azúcar
125 gr. mantequilla
2 cucharaditas de vainilla bourbon en pasta
Colorante en gel (rojo, amarillo, naranja, verde, azul y violeta)

Para la cobertura y el relleno he investigado un poquito acerca de los diferentes tipos de nata para montar que podía encontrar y, ante la imposibilidad de conseguir la double cream aquí, me ha ido de perlas leer un consejo dado por el blog Webos fritos donde recomiendan una nata que, aunque tiene un índice de materia grasa sólo un poquito superior, es muy fácil de encontrar en los supermercados y da un resultado más consistente que el resto.

Aún así, por su estructura algo "grumosa", el resultado de la cobertura no me ha dejado muy satisfecha. Aunque en cuanto he cortado el pastel, se me ha olvidado todo... 

La preparación es más sencilla de lo que parece:

Precalentar el horno a 170ºC. Tamizar la harina, la levadura, la Maizena y la sal. Batir el buttermilk junto con las claras de huevo. Batir la mantequilla (a temperatura ambiente) con el azúcar hasta conseguir una mezcla suave y con el azúcar totalmente emulsionado. Ir incorporando la mezcla de los ingredientes secos y la mezcla de los húmedos poco a poco y alternativamente. Cuando la textura de la masa es suave y homogénea, añadir las dos cucharaditas de vainilla bourbon en polvo y mezclar bien.

Separar en 6 boles distintos la misma cantidad de masa para poder hornear por separado un bizcocho de cada color e incorporar un par de gotas de colorante (yo he usado colorante Wilton en gel, sólo me ha faltado el color naranja que lo he obtenido mezclando rojo y amarillo) Con esta cantidad de ingredientes os saldrán más o menos unos 175 gr. de cada color.

Engrasar bien un molde de 18 cm. de diámetro aproximadamente (si tenéis varios moldes iguales, de los que se usan para hacer un layer cake, os ahorraréis el trabajo de tener que hornearlos uno a uno)  Añadir a la base un papel especial para hornear.

El horneado, al tratarse de moldes muy finos, no ha superado los 10 minutos de cocción (aunque como siempre, cada horno es una historia)

Para el relleno, he montado la nata y añadído 100 gr. de azúcar glass aproximadamente. El "montaje" se consigue fácilmente alternando capa de bizcocho con capa de relleno hasta llegar a la cumbre del pastel. Luego, sólo hay que cubrirlo todo y alisarlo con la espátula.

En cuanto lo cortéis, se obrará el milagro. La sorpresa, el color y la alegría harán su entrada. Y si además el corte sale bien, la satisfacción será completa (yo he sufrido un poco pensando que el corte no saldría bien, qué le voy a hacer, habla la confianza en una misma de la que, en algunas ocasiones, carezco por completo)

Gracias Bea, gracias Nuria, lo pasé realmente bien.